This paper assesses the resilience of Paraguay’s economic and financial stability to external shocks. To this end, the paper expands on previous work by Rojas-Suarez (2015) and constructs a resilience indicator that has two dimensions: the first refers to the capacity of an economy to withstand the impact of a shock while the second signals the capacity of national authorities to quickly respond to its adverse effects. By applying the methodology of the resilience indicator to 22 emerging market economies, this paper reaches two main conclusions for Paraguay. The first is that the authorities’ efforts to improve the country’s macroeconomic stance since 2003 have paid off and will continue to do so if a new adverse external shock hits the economy. From the perspective of the second dimension of resilience, just as in the pre-global crisis period, Paraguay is now one of the most resilient countries among emerging markets. The second conclusion is that the first dimension of resilience, the economy’s capacity to withstand the impact of a shock, was not very strong in the pre-global financial crisis period and, relative to other emerging markets, has not improved since then. In the absence of reforms, Paraguay’s relatively weaker performance in structural variables (export concentration, national savings ratio, tax revenue collection, and financial depth) will severely limit the benefits of a strong macroeconomic stance to deal with the adverse effects of external shocks.
Este informe evalúa la resiliencia económica y financiera de Paraguay a shocks externos. En una extensión a un trabajo previo, Rojas-Suarez construye un índice de resiliencia que contiene dos dimensiones. La primera se refiere a la capacidad de una economía a resistir el impacto de un shock y la segunda indica la capacidad de las autoridades nacionales a responder rápidamente a los efectos adversos de dicho shock. Aplicando la metodología del índice de resiliencia a 22 economías de mercados emergentes, este trabajo llega a dos conclusiones principales para Paraguay. La primera es que los esfuerzos de las autoridades para mejorar la posición macroeconómica del país han dado resultados positivos y los continuarán dando. Desde el punto de vista de la segunda dimensión de resiliencia, Paraguay es uno de los países mejor posicionados entre los mercados emergentes; una situación que ya se daba desde el período antes de la crisis global. La segunda conclusión es que la primera dimensión de resiliencia, la capacidad de aguantar el impacto de un shock, no fue muy sólida en el periodo antes de la crisis financiera mundial y, en comparación con otros mercados emergentes, no ha mejorado. El desempeño paraguayo es relativamente más débil en las variables estructurales (concentración de exportaciones, la tasa de ahorros nacionales, la recaudación tributaria y el desarrollo financiero) y limita severamente los beneficios de una fuerte posición macroeconómica para resistir los efectos adversos de un shock externo.
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