China has had a stellar growth performance over the past two decades, growing at record rates of around 10 percent. But high growth has come along with a series on imbalances, notably overinvestment in the real estate sector and huge increase in domestic credit, all of which has caused China’s growth projections to moderate.
Any substantial reversal of China’s growth will definitely have an impact on Latin American countries. But how would China affect the region, and how serious could it be? This was the topic of discussion during our most recent CLAAF meeting, held last weekend at CGD’s headquarters.
As explained in the latest CLAAF statement, there are four main channels through which a Chinese growth slowdown could affect Latin America:
- Lower Chinese growth would drive commodities prices downwards, via lower demand. This is the biggest and most evident channel of transmission, and its importance in each country will depend on which commodities suffer the most, the extent to which such commodities are exported by the country, as well as on its degree of trade openness.
- Lower growth prospects for China have the potential to worsen the risk assessment of Latin American countries, but also of emerging markets as an asset class. In particular, the possibility of contagion among emerging markets, as seen during past crisis episodes, is a latent risk.
- Chinese direct investment in the region has increased significantly over the past years, especially in agriculture, energy, and mining. The effect of a Chinese slowdown on Latin America via this channel is uncertain: if lowering domestic investment leads to an increase in China’s current account balance, FDI to Latin America could even increase. But if Chinese investment declines in a more generalized way, affecting both domestic and foreign investment, FDI could decline too, adding recessionary pressures to the regional and the global economy.
- An incipient channel through which serious risks could be building up is the (increasing) presence of Chinese banks in the region’s financial markets. While the benefits are unquestionable – since it has the potential to increase the availability of funding for key productive sectors in the region – a more systematic expansion of Chinese banking exposes the region to China’s own financial fragilities.
Given these channels of transmission, China’s economic performance entails several potential risks to Latin America. While it is hard to estimate whether these will materialize, and how serious could be its impact on the region, it is imperative for Latin America to be prepared to face these risks.
CLAAF recommends that policymakers follow a two-stage approach to assess how countries would be expected to perform if any of these risks materializes. The first stage consists on performing stress tests that take into account all of the problems that a Chinese slowdown could suppose for Latin American economies. The second stage consists on performing such tests in a coordinated way, with the support of global and regional International Financial Institutions, in particular the International Monetary Fund. Implementing strong fiscal and monetary policies, naturally, is crucial to shield the economy from eventual shocks—with adequate liquidity cushions being a clear priority.
The Committee highlighted the importance of counting on a lender of last resort to guarantee stability in times of financial stress. In this sense, the IMF is the organization par excellence with the capabilities, while not the capacity, to become a global lender of last resort. To be capable of effectively assisting countries in difficulty, the IMF needs to be recapitalized. At the regional level, institutions like the Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR) can suitably complement the IMF’s role in guaranteeing ongoing liquidity for Latin American economies.
This and previous CLAAF statements are available in English and in Spanish. You can also click here to watch CLAAF members’ public presentation of the statement, followed by an interesting discussion on the topic.
La economía China ha mostrado un desempeño estelar durante las últimas dos décadas, creciendo a una tase de alrededor de 10 por ciento anual. Pero el alto crecimiento ha venido aunado a una serie de desequilibrios, en particular un exceso de inversión en el sector inmobiliario y un sorprendente aumento del crédito interno; lo cual ha inducido la moderación de las proyecciones de crecimiento para China en los próximos años.
Una desaceleración sustancial del crecimiento de China sin duda afectará a los países latinoamericanos. Pero, ¿cómo puede China afectar a la región, y qué tan grave podría ser el impacto? Este fue el tema de discusión de la más reciente reunión de CLAAF, celebrada el fin de semana pasado en la sede de CGD.
Como explica la última declaración del CLAAF, hay cuatro canales fundamentales a través de los cuales una desaceleración del crecimiento chino podría afectar a América Latina:
- El menor crecimiento de China podría presionar los precios de las materias primas hacia la baja, a través de una menor demanda. Este es el canal de transmisión más grande y más evidente; y su importancia en cada país dependerá de qué productos primarios sean los más afectados, el grado en que tales productos son exportados por el país, así como del grado de apertura comercial de cada país.
- Las perspectivas de bajo crecimiento en China tienen el potencial de afectar negativamente la evaluación de riesgo, no sólo de América Latina, sino también de otros mercados emergentes. En particular, la posibilidad de contagio entre mercados emergentes, como ha sido evidente en anteriores episodios de crisis, es un riesgo que siempre está latente.
- La inversión directa de China en la región se ha incrementado significativamente en los últimos años, especialmente en materia de agricultura, energía y minería. El efecto de una desaceleración de China sobre la región no está del todo claro: si una menor inversión nacional conduce a un aumento de la balanza por cuenta corriente de China, la inversión directa (IED) hacia América Latina podría incluso aumentar. Pero si la inversión china disminuye de forma más generalizada, afectando la inversión tanto nacional como la extranjera, la IED disminuiría también, añadiendo presión hacia una recesión regional y global.
- Un canal, aún incipiente, a través del cual graves riesgos podrían estarse gestando, es la creciente presencia de bancos chinos en los mercados financieros latinoamericanos. Si bien los beneficios son incuestionables (pues podría ayudar a canalizar más financiamiento hacia sectores productivos clave en la región), una expansión más sistemática de la banca china expondría a la región a las fragilidades financieras de China.
Teniendo en cuenta dichos canales de transmisión, el desempeño económico de China presenta varios riesgos potenciales para América Latina. Si bien es difícil estimar si éstos se van a materializar, y qué tan grave podría ser su impacto en la región, es imperativo que América Latina esté preparada para hacer frente a estos riesgos. CLAAF recomienda a los responsables de la política económica que se adopte un enfoque de dos etapas para evaluar cómo responderían los países ante cualquiera de estos riesgos. La primera etapa consiste en realizar pruebas de estrés que tengan en cuenta todos los problemas que una desaceleración de China podría acarrear para las economías de América Latina. La segunda etapa consiste en la realización de estas pruebas, de forma coordinada y con el apoyo de las instituciones financieras mundiales y regionales, en particular el Fondo Monetario Internacional. La implementación de políticas fiscales y monetarias sólidas, como es natural, es crucial para proteger a la economía de eventuales shocks; donde mantener niveles adecuados de reservas liquidas es claramente una prioridad.
El Comité destaca también la importancia de contar con un prestamista de última instancia para garantizar la estabilidad en tiempos de turbulencia financiera. En este sentido, el FMI es la organización por excelencia con las competencias, aunque no con la capacidad necesaria, para convertirse en un prestamista global de última instancia; para poder ayudar eficazmente a los países en crisis, el FMI necesita ser recapitalizado. A nivel regional, instituciones como el Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR) pueden ayudar a complementar el papel del FMI en garantizar liquidez a las economías latinoamericanas.
Ésta y todas las declaraciones anteriores del CLAAF están disponibles en español e inglés. También puede hacer clic aquí para ver la presentación pública (en inglés) de los miembros del CLAAF, seguida de una interesante discusión sobre este tema.
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