It is a major concern often heard from US border residents: how much might increasing drug cartel violence in Mexico “spill over” into the United States? It’s certainly true that illicit markets – in drugs, guns and people – have long flourished across the 2,000 mile frontier, and pose policy concerns for both countries. To date, the major strategy to tackle this problem has been a law enforcement approach sponsored by the United States. Is this the right approach? CGD’s Beyond the Fence Study Group is dedicated to investigating the ripple effects of policy decisions on one side of the border, in hopes of moving beyond the unilateral, domestic law enforcement that dominates the current policy approach.
Those fears of “spill over” violence into the United States, while not unfounded, have caused widespread paranoia: cited as fact, dramatized on National Geographic’s "Border Wars," and leveraged to inspire fringe websites. Military veterans residing in the border have created private militias (such as the Arizona Border Recon) to take matters into their own hands, arguing that the US government has failed in its duty to adequately protect the border.
However, the data show a different picture. Despite geographic adjacency to some of the most violent cities in the world and growing links between US gangs and Mexican cartels, the US side of the border has experienced a remarkably low (and declining) homicide rate since at least 1990. For US residents, the bloodshed has remained beyond the fence.
Violence in the Borderlands
To investigate trends in border violence, we compiled data from the Instituto Nacional de Estadística y Geografía, the Consejo Nacional de Población, the Federal Bureau of Investigation Uniform Crime Reporting Statistics, the New Mexico Department of Public Safety, the Texas Department of Public Safety, and the US Census Bureau intercensal population estimates.
The map below illustrates the striking disparity between homicide rates on each side of the border. In 2012 (the most recent year available for all locations), Mexican border municipalities experienced 34.5 murders for every 100,000 people. By contrast, the homicide rate in US border counties was only 1.4, far below the US national average (4.7), and a tiny fraction of that experienced by their Southern neighbors.
Homicide Rates in the US–Mexico Borderlands, 2012
While almost half of the Mexican municipalities along the border experienced more than 40 murders per 100,000 people in 2012 (176 in Tamaulipas’ Ciudad Mier), the highest homicide rate in the US border counties was 12.9 (Yuma, AZ). The next most violent county experienced only 5.4 murders per 100,000 people. Notably, some of the safest locations in the United States are contiguous to many of the most dangerous places in Mexico. Most striking is the contrast between Ciudad Juárez and El Paso, two large cities that constitute a binational metropolitan area. Once called “the murder capital of the world,” Mexico’s Ciudad Juárez is only 300 feet from El Paso, “America’s safest city.” In 2012, Ciudad Juárez had 58 homicides per 100,000 people, while El Paso experienced fewer than one (0.6).
Trends over Time
Are the 2012 rates just a fluke? The short answer is no; in fact, the disparity in violence levels was most pronounced in 2010, at the height of Mexico’s drug war. The graph below depicts annual homicide rates in Mexican border municipalities and US border counties from 1990 to 2012. The Mexican side of the border has always been more violent, with murder rates fluctuating between 15 and 20 homicides per 100,000 people until the mid-2000s. However, between 2007 and 2010, the murder rate in Mexico’s border municipalities spiked drastically, increasing seven-fold. This sudden widespread violence coincided with violent territorial contestation among drug cartels and the Mexican government’s militarized response. The significant drop in homicides after 2010, largely explained by improved security in Ciudad Juárez, does not diminish the fact that violence in northern Mexico remains high.
Homicide Rates in the US–Mexico Borderlands, 1990-2012
On the other hand, US homicide rates have remained consistently low. The homicide rate in counties bordering Mexico has not only been negligible over the past two decades (especially when compared to the US national average), but has actually slightly declined since 1990. Even in the face of drug trafficking bloodshed across the Rio Grande, US border counties exhibit a surprisingly low level of lethal violence. We hope these data will feed into the policy discussion.
La siguiente pregunta es una de las principales preocupaciones de los residentes en la frontera de los EE.UU: dado el aumento de la violencia generada por los carteles de drogas en México, ¿qué tanta violencia se transmitiría a los EE.UU? Es cierto que los mercados ilícitos – de drogas, armas y personas - han crecido rápidamente en la frontera, de manera que generan preocupaciones políticas para ambos países. Hasta la fecha, la estrategia más importante para abordar este problema ha sido la del cumplimiento de la ley, patrocinada por los EE.UU ¿Es este el enfoque correcto? El Grupo de Estudio Más allá del Muro se dedica a investigar los efectos de las decisiones de política de uno de los lados de la frontera, con la expectativa de ir más allá del cumplimiento unilateral y doméstico de la ley, el cual domina actualmente.
Los temores acerca de la transmisión de violencia hacia los EE.UU, si bien no carecen de fundamento, han causado una paranoia generalizada: se han citado como hechos, han sido dramatizados por el programa “Border Wars” de National Geographic, e inspirado varios sitios web sobre el tema. Los veteranos que residen en la frontera han creado milicias privadas (por ejemplo, la frontera de Arizona Recon) para tomar cartas en el asunto, bajo el argumento de que el gobierno de los EE.UU no la ha protegido adecuadamente.
Sin embargo, la evidencia muestra una imagen distinta. A pesar de la adyacencia geográfica de algunas de las ciudades más violentas del mundo y los vínculos crecientes entre pandillas americanas y carteles mexicanos, el lado estadounidense de la frontera ha experimentado una tasa notablemente baja (y decreciente) de homicidios desde 1990, por lo menos. Para los residentes americanos, el derramamiento de sangre se ha mantenido más allá del muro.
Violencia en la frontera
Para investigar las tendencias de la violencia en la frontera, hemos recopilado los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, el Consejo Nacional de Población, estadísticas del Uniform Crime Reporting de la Oficina Federal de Investigación, el Departamento de Seguridad Pública de Nuevo México, el Departamento de Seguridad Pública de Texas, y estimaciones poblacionales de la Oficina del Censo de los Estados Unidos.
El siguiente mapa ilustra una disparidad notable entre las tasas de homicidio en cada lado de la frontera. En el 2012 (año disponible más reciente para todas las localidades), los municipios fronterizos de México registraron 34.5 homicidios por cada 100,000 personas. En contraste, la tasa de homicidios en los condados fronterizos de EE.UU sólo fue de 1.4, muy por debajo del promedio nacional de EE.UU (4.7), y una fracción pequeña de la experimentada por sus vecinos del sur.
Tasas de homicidios en la frontera de México y Estados Unidos, 2012
Mientras que casi la mitad de municipios mexicanos en la frontera reportaron más de 40 homicidios por cada 100,000 habitantes en 2012 (176 en la Ciudad Mier de Tamaulipas), la tasa de homicidios más alta en los condados fronterizos de EE.UU fue de 12.9 (Yuma, AZ). El siguiente condado más violento experimentó sólo 5.4 homicidios por cada 100,000 personas. Cabe destacar que algunas de las localidades más seguras en los EE.UU son contiguas a muchos de los lugares más peligrosos de México. Lo más llamativo es el contraste entre Ciudad Juárez y El Paso, las dos ciudades que constituyen un área metropolitana binacional. La alguna vez llamada “capital mundial del asesinato," Ciudad Juárez se encuentra localizada a sólo 300 pies de El Paso, "la ciudad más segura de los Estados Unidos.". En el 2012, Ciudad Juárez registró 58 homicidios por cada 100.000 habitantes, mientras que El Paso experimentó menos que uno (0.6).
Tendencias en el tiempo
¿Las tasas del 2012 son sólo una casualidad? La respuesta corta es no; de hecho, la disparidad en los niveles de violencia fue más pronunciada en el 2010, al nivel de la guerra contra el narcotráfico en México. El siguiente gráfico muestra las tasas anuales de homicidios en los municipios fronterizos de México y los condados fronterizos de Estados Unidos, de 1990 a 2012. El lado mexicano de la frontera siempre ha sido más violento, con tasas de homicidios que fluctúan entre 15 y 20 homicidios por cada 100,000 personas hasta mediados de los 2000s. Sin embargo, entre 2007 y 2010, la tasa de homicidios en los municipios fronterizos de México se disparó drásticamente, multiplicándose por siete. Esta violencia repentina y generalizada coincidió con una lucha violenta entre los carteles y la respuesta militar del gobierno mexicano. La caída significativa de homicidios después de 2010 se explica en gran medida por una mayor seguridad en Ciudad Juárez, no desmerita el hecho de que la violencia en el norte de México sigue siendo alta.
Homicide Rates in the US–Mexico Borderlands, 1990-2012
Por otra parte, las tasas de homicidio en EE.UU se han mantenido consistentemente bajas. La tasa de homicidios en los condados limítrofes de México no sólo ha sido insignificante en las últimas dos décadas (especialmente cuando se compara con el promedio nacional de los EE.UU.), sino que ha disminuido ligeramente desde 1990. Incluso tomando en cuenta el derramamiento de sangre por el narcotráfico a través de Río Grande, los condados fronterizos de EE.UU exhiben un nivel sorprendentemente bajo de violencia. Esperamos que estos datos se incorporen en la discusión política.
Disclaimer
CGD blog posts reflect the views of the authors, drawing on prior research and experience in their areas of expertise. CGD is a nonpartisan, independent organization and does not take institutional positions.